Cronica desde la Arboleda

En Bizkaia había hierro en abundancia, estaban también las idóneas condiciones geográficas para su explotación y por supuesto, capital económico para hacerlo. ¿Qué faltaba entonces? Muy sencillo: la mano de obra. Todo este proceso necesitó de un enorme volumen de mano de obra.

Toda aquella masa ingente de mano de obra que llegó para trabajar en la explotación minera se encontró con unas condiciones de extrema dureza. Obligados a alojarse en inmundos barracones donde se hablaba de “camas calientes”, obligados a gastar sus salarios en las cantinas de la zona, donde los precios eran abusivos y los productos de pésima calidad y, obligados a trabajar jornadas larguísimas en condiciones de riesgo total, crearon un enorme malestar.

El terremoto social que provocó este proceso industrial lo cambió prácticamente todo en estas tierras. Fruto de esta explotación minera, en los años cincuenta del pasado siglo XX se descubrió que debajo del pueblo de Gallarta se extendía un inmenso yacimiento de hierro. Y el pueblo de Gallarta, desapareció.